Una hija es un motor, me lo dijo la prima de mi padre, la
soltera. Mi hija es una niña que no da nada de guerra. Mi hija es un
deseo, una alegría. Mi hija a veces me provoca frustración, pero ella no
es la culpable. Mi hija me enseña tantas cosas, me da tanto, es lo
mejor que tengo. Mi hija es mi vida. Mi hija es un animal consentido, es
una madrastra, una niña que prepara cada día su primera comunión. Mi
hija caza pokemons. Mi hija es una excusa para pensar. Mi hija está en
Tailandia y en Yakarta, ya en el aeropuerto. Mi hija se va de festivales
poéticos, de rock, naturistas, o naturalistas. Mi hija piensa que nunca
cobrará la jubilación, bueno eso lo piensa más su madre. Mi hija no
tiene este verano nada que ponerse. Mi hija ha pasado el puente en un
hostel del norte, con baños compartidos. Mi hija va a montar a caballo,
la dueña está desequilibrada. En la casa de verano no hay habitación
para mi hija, se llena primero con otros hijos. Mi hija me adora, me
quiere por momentos, le encantan los libritos que le hago a mano y
llenamos con dibujos. Mi hija tiene mucho que aprender, pero no tiene ni
ganas ni tiempo. Mi hija necesita un ordenador con un procesador más
potente. Mi hija ya está nerviosa y pendiente de los libros del próximo
curso. Mi hija está ilusionada con las arras y el vestido, va de boda
este verano. Mi hija sobre todo piensa que siempre tiene razón. Mi hija
es pieza fundamental en la familia, diría que la familia se configura en
torno a ella. Mi hija adora a los animales, y a veces a las personas.
¿Cuánto se tarda en educar a una hija? Mi hija es un primor. Mi hija
está en mi corazón. Mi hija está ahora también aquí, donde mantengo las
cosas, que un día serán suyas, juntas.